Husserl, Edmund. La crisis de la ciencias europeas y la fenomenología trascendental. Barcelona: Crítica, 1991 [1936], pp. 364.
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Crisis quiere decir:
"que su cientificidad genuina, que el modo como se autopropone objetivos y tareas y elabora, en consecuencia, una metodología, se han vuelto problemáticos . . . escepticismo, irracionalismo, misticismo . . ."(3).
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La ciencia pequeña:
"Históricamente considerado el concepto positivista de ciencia de nuestra época es, pues, un concepto residual"(9).
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Exitismo (hasta en las mejores familias):
"La fe en el ideal de la filosofía y del método que desde el comienzo de los tiempos modernos regía los movimientos se desmoronó; y a decir verdad, tal vez no solo por el motivo externo del prodigioso crecimiento del contraste entre el permanente fracaso de la metafísica y el ininterrumpido y cada vez más vigoroso aumento de los éxitos teóricos y prácticos de las ciencias positivas . . . Sobrevino así una larga época, que se extiende desde Hume y Kant hasta nuestros días, de luchas apasionadas por conseguir una clara comprensión de las verdaderas causas de este fracaso secular"(11).
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Europa, Europa:
". . . una crisis primero latente, pero luego cada vez más manifiesta, de la humanidad europea incluso en lo relativo al sentido global de su vida cultural, a su 'existencia' toda. . . el hundimiento de la fe en la 'razón' . . . 'en sí mismo'"(13).
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La parte que es todo:
"Nuestra interés apunta aquí tan solo a la filosofía moderna. Una filosofía que no es, ciertamente, un mero fragmento del fenómeno histórico [el de una humanidad que lucha por su autocomprensión]. En cuanto refundación de la filosofía con una nueva tarea universal y, a la vez, con el sentido de un renacimiento de la filosofía antigua, ella misma simultáneamente es una repetición y una transformación universal de sentido"(14).
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Ay, los nombres:
"La genuinas luchas espirituales de la humanidad europea discurren . . . como luchas entre filosofías, esto es, entre filosofías escépticas -o más bien, no filosofías, ya que de la filosofía solo conservan el nombre, no la tarea- y filosofías . . . que aún luchan por su auténtico y verdadero sentido y, con ello, por el sentido de una humanidad auténtica . . . La filosofía, la ciencia, . . . sería . . . el movimiento histórico de la revelación de la razón universal, connatural . . . a la humanidad en cuanto tal"(15-16).
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Lexicografía trascendental (glosada):
"Nuestra primera reflexión histórica no solamente nos ha iluminado la situación fáctica del presente [esa luz puede regarse de muchas maneras] y su indigencia como un hecho mudo y concreto [no hay tal cosa], sino que nos ha recordado también que como filósofos somos herederos del pasado [¿el pasado contado por quén?] en cuanto a la fijación de objetivos a que la palabra 'filosofía' remite en cuanto a sus conceptos, problemas y métodos [herederos sí, pero no pasivos]. Está claro . . . que se requieren cuidadosas y exhaustivas investigaciones retroactivas de tipo histórico y crítico para alcanzar, antes de toda posible decisión [ya se han tomado varias, eh], una autocomprensión radical; una investigación retroactiva de lo que originariamente y en todo tiempo se ha querido como filosofía y ha seguido queriéndose a través de todos los filósofos y filosofías que históricamente han estado en interrelación e intercomunicación continuas [resentiores non deteriores]; algo que tendrá igualmente que hacerse mediante una ponderación crítica de aquello que esa última autenticidad originaria muentra en cuanto a fijación de objetivos y método, una autenticidad que, una vez percibida, constriñe apodícticamente la voluntad [¿y el somos libres?]"(18).
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La tapa: el ojo de dios:
"Intento guiar, no enseñar; mostrar, no describir, lo que veo. No tengo otra pretención que la de poder hablar, primero a mí mismo y seguidamente también a otros, a ciencia y consciencia, como alguien que ha vivido el destino de una existencia filosófica en todas sus dimensiones y con la debida seriedad"(19).