Gombrich, Ernst. Breve historia de la cultura. Barcelona: Península, 2007 [1969], pp. 208.
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Canon de reacciones y el lado de la tradición:
"Pues esa es, creo yo, la función que desempeña el canon de cualquier cultura. Ofrece puntos de referencia, criterios de excelencia, que no podemos nivelar sin perder la orientación. Cuáles sean las cimas particulares o los logros individuales que seleccionemos´puede depender de nuestra elección particular, pero no podríamos hacer dicha elección si, en lugar de esas cimas, solo exitieran dunas en movimiento.
En la actualidad hay profesores que sienten la necesidad de convencer a sus estudiantes de la realidad de dichas cimas; quieren que aprendan a medir esas alturas y a emitir "juicios de valor" dignos de confianza. No pretendo oponerme a la discusión de los valores, pero creo que, en última instancia, los valores del canon están enraizados de forma demasiado profunda en la totalidad de nuestra civilización como para que se los pueda discutir aisladamente. La civilización . . . se puede transmitir; no se puede enseñar en cursos que acaben en un examen . . . Bernard Shaw observó en algún lugar que no había lído nunca La doncella de Orleans, pero que el tono de voz con que la gente hablaba de Schiller le hacía estar seguro de que le aburriría . . . Formarse en una cultura es oír a la gente hablar de comidas que no hemos probado, de maravillas naturales que nunca hemos visitado, de gozos que todavía no hemos experimentado, y de encuentros que tenemos que eludir . . . Puede que el canon de los lugares bellos nos decepciones . . . Pero, en ese caso, sería imprudente sacar precipitadamente la conclsuión de que todos nuestros compañeros turistas entusiastas se han dejado lavar el cerebro por agentes de viajes astutos. Hemos de tener una actitud crítica también para con nuestras propias reacciones . . . De hecho, podemos considerar que . . . no somos tanto nosotros quienes ponemos a prueba la obra de arte, cuanto la obra de arte quien nos pone a prueba a nosotros"(144).
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Los estudiantes:
"Desde mi época de estudiante siempre he abrigado la esperanza de mostrar que el estudio del arte puede realizarse de modo racional y no deseo desdecirme. Pues estoy convencido de que es racional que los seres humanos reconozcan los valores humanos y hablen de ellos en términos humanos. Sean cuales sean los orígenes auténticos del término 'humanidades', puede servirnos para recordar que, cuando intentamos examinar a las personas como si fueran insectos u ordenadores, lo único que hacemos es empobrecernos nosotros mismos. Y, sin embargo, eso es lo que nos vemos obligados a hacer si renunciamos al único criterio que tenemos, el criterio de nuestra civilización ratificado por nuestra propia experiencia [¿y cuándo la experiencia civilizatoria es caótica, interrumpida, fragmentaria, contradictoria, simultánea, multivocal, un pastiche, una ironía]"(146).
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El loco:
"Quizá su única esperanza sería hacerse el loco y privar así sus acciones de significado social, pero la necesidad de adoptar una conducta tan desesperada no hace sino subrayar el poder de la situación, de la que no hya posibilidad de escapar"(171).